«Al oeste entre los cedros
vivía una doncella
sus cabellos son de oro.
Dame la pasta»

Cuchillo de fuego

Renta básica, ¿utopía innecesaria o realidad inminente?

La renta básica es una propuesta que ha generado un intenso debate en los últimos años. Mientras algunos la ven como una solución para garantizar la subsistencia de los ciudadanos más vulnerables, otros la consideran una medida insostenible que generaría más problemas que soluciones.

Los más contrarios la ven como una idea peligrosa que podría socavar la iniciativa privada y generar un efecto negativo en la economía, pues sostienen que ignora las propias leyes de esta, argumentando que no sólo generaría un aumento en los impuestos, sino que también tendría un efecto inflacionario y socavaría el valor del trabajo y la propiedad, desincentivaría la búsqueda de empleo y la inversión, ya que los ciudadanos podrían vivir de las ayudas del Estado sin necesidad de trabajar o emprender.

Parece haber una especie de acuerdo en considerar la renta básica como una utopía, un sueño irrealizable, una quimera imposible, incluso una idea descabellada que sólo puede salir de la cabeza de un loco o de un idealista empedernido. Pero podría sostenerse que es una necesidad que nos obliga a replantear las bases mismas de nuestra sociedad y de nuestra economía. Una necesidad social, económica y moral.

¿Tenemos derecho a un mínimo vital, que nos facilite el acceso a una oportunidad para desarrollarnos como seres humanos? ¿Es el dinero un fin en sí mismo o un medio para alcanzar nuestros objetivos como sociedad?

Es innegable que repartir la riqueza puede ser injusto para quien la generó, pero tampoco es justo que unos individuos tengan más acceso a la riqueza, o a las oportunidades de generarla, que otros. La justicia no es algo que ocurra de manera natural en el mundo, por lo que el ser humano trata de imponerla donde sea posible y necesaria.

Imponer una medida de estas características podría resultar peor para todo el conjunto de la sociedad, podría destruirse la riqueza en lugar de repartirla, con lo que al final no quedarían bienes que repartir o estos irían perdiendo su valor. El riesgo del posible experimento es alto pero, también está claro que, no es justo, ético ni moral, que la riqueza se genere a partir de explotar las miserias de otros. Es posible que los avances tecnológicos causen una reducción de los empleos y los capitales se concentren en un grupo de gente cada vez más reducido, por lo que sería una postura realista intentar tomar medidas ahora para prevenir ese escenario no deseado.

En una sociedad económica, todos los integrantes deberían tener garantizado poder participar de dicha economía, de otro modo, aquellos que no tengan ningún tipo de recurso se convertirán en una potencial amenaza para los que sí los tengan, por lo que un reparto de la riqueza es algo que se dará de forma innegable en toda sociedad, ya sea por las buenas o por las malas.

El debate está servido..

Literatura sobre la renta básica:

¿Qué es la renta básica?: Preguntas (y respuestas) más frecuentes

Utopía para realistas: A favor de la renta básica universal

Contra la renta básica

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Conversaciones

Amancio Ortega: Oye, Ramón, ¿te sabes algún chiste?

Ramón de Pitis: Sí, claro. ¿Por qué no se puede discutir con un átomo?

Amancio Ortega: No lo sé, ¿por qué?

Ramón de Pitis: Porque siempre tienen la razón.

Amancio Ortega: ¡Ja, ja, ja! Muy bueno, Ramón. Ahora déjame contarte uno yo. ¿Por qué los pájaros vuelan hacia el sur en invierno?

Ramón de Pitis: No lo sé, ¿por qué?

Amancio Ortega: Porque es demasiado lejos para caminar.

Ramón de Pitis: ¡Ja, ja, ja! Ese también es bueno, Amancio.

Amancio Ortega: ¿Quieres que te cuente otro?

Ramón de Pitis: Claro, ¡adelante!

Amancio Ortega: ¿Por qué los libros tienen miedo de visitar las bibliotecas?

Ramón de Pitis: No tengo ni idea. ¿Por qué?

Amancio Ortega: Porque siempre terminan encuadernados.

Ramón de Pitis: ¡Ja, ja, ja! Ese también es bueno. Gracias por hacerme reír, Amancio.

Conversación entre Amancio Ortega y Ramón de Pitis creada por una inteligencia artificial

Es triste pedir, pero más triste es robar.

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